Puentes y Catedrales es un single doble en el que Vetusta Morla ofrece dos caras diferentes y complementarias de su música.
La solidez compositiva, la parte vocal y la hondura melódica de Catedrales, a la altura de los mejores clásicos de la banda, se superponen a la experimentación con la electrónica y las percusiones tribales de Puentes, con su estribillo de marcada vocación pop.
Unidos por la semántica de la arquitectura, sus letras revelan mecanismos de las relaciones humanas, Catedrales desde la importancia de los pequeños gestos en los minutos de descuento de una relación a punto de acabar, y Puentes desde el momento incomparable del encuentro que abre al exterior nuestra fortificación interna.
Puentes es una canción que nos lleva a reflexionar sobre los hilos invisibles que tejen las relaciones humanas. La letra, meticulosamente elaborada, habla sobre la conexión que proporcionan estos vínculos, incluso entre personas distantes en el espacio o el tiempo. Representa esos cables que unen a amantes, amigos y comunidades, salvando abismos y océanos.
Por otro lado, Catedrales nos sumerge en una profunda reflexión sobre el final de una relación. La canción aborda los «minutos de descuento» de una conexión a punto de terminar. Vetusta Morla nos invita a dejar atrás el pasado y abrazar un futuro sin rencores, reconociendo el sufrimiento pasado y la posibilidad de renacimiento. La solidez compositiva y la profundidad melódica de Catedrales nos llevan en un viaje emocional, mientras que la parte vocal refuerza la narrativa de la canción.
Puentes y catedrales son construcciones que ha inventado el ser humano para poder unir lo inalcanzable. Lo físico en el caso de los primeros, y lo espiritual cuando se trata de templos.
Los puentes operan en horizontal, salvando los escollos geográficos, enlazando personas y sociedades. Los segundos pertenecen a la escala vertical, desafiando las leyes de la gravedad y la distancia entre el cielo y la tierra, la fe y la duda.
Ambos se construyen con piedras durante años, sino décadas, ambos perdieron a mucha gente que trató de construirlos y ambos, una vez terminados, sobreviven a lo largo de los siglos.
Son puertas que nos conectan no solo en el espacio sino también en el tiempo, donde lo más importante no es quien las hizo sino quién decidirá transitarlas.